Diez elementos de la feminidad bíblica
Introducción Diez elementos de la feminidad bíblica:
En Tito 2:1, 3-5, se nos insta a vivir de acuerdo con la sana doctrina, con especial énfasis en las mujeres siendo reverentes, no calumniadoras, maestras del bien, amando a sus maridos y a sus hijos, siendo prudentes, castas, cuidadosas de su hogar, buenas y sujetas a sus maridos. La creación de varón y hembra, según Génesis 1:27, establece que la dualidad de género es intencionada y maravillosa.
Descubriendo la Verdadera Feminidad:
Contrario a la cultura actual que minimiza las diferencias de género, la Biblia celebra la singularidad de la feminidad. Aceptar el diseño divino inicia una aventura de descubrimiento y crecimiento personal. Este diseño se entrelaza con nuestra personalidad, talentos y dones, creando una feminidad única para cada mujer.
Uno: Discernimiento. Una mujer verdadera se distingue por su buen juicio, comprendiendo la sana doctrina, identificando su fuente, buscándolo como aptitud, reconociendo sabotajes potenciales y comprometiéndose a tener buen juicio.
Dos: Honor. La verdadera mujer honra a Cristo siendo reverente en su conducta, manifestando esta virtud decisiva en su comportamiento, reconociendo que la deshonra menosprecia el sacrificio de Cristo y comprendiendo su impacto en la propia identidad.
Tres: Afecto. Valorar a la familia, amar al esposo y a los hijos, reconociendo la centralidad de la familia en la vida de una mujer.
Cuatro: Disciplina. Tomar decisiones sabias y premeditadas, ejerciendo dominio propio, comprendiendo su significado, reconociendo su necesidad, identificando su fuente y comprometiéndose a cultivarla.
Cinco: Virtud. Cultivar el bien, siendo pura en Cristo, reconociendo que la pureza proviene de adentro hacia afuera.
Seis: Responsabilidad. Priorizar el trabajo en el hogar, entendiendo la historia de las mujeres en el trabajo, desarrollando una teología del trabajo y trabajando invirtiendo en la eternidad.
Siete: Benevolencia. Ser caritativa hacia los demás, mostrando bondad en el habla y priorizando la bondad en la familia.
Ocho: Disposición. Cultivar un espíritu afable y apacible, entendiendo la verdadera naturaleza de la autoridad y sumisión.
Nueve: Legado. Convertirse en una madre espiritual, enseñando lo que es bueno, siendo un modelo de piedad y reconociendo que el legado requiere diligencia.
Diez: Belleza. Manifestar el atractivo del evangelio para que la Palabra de Dios no sea blasfemada, reconociendo que la verdadera feminidad es fundamental.
Conclusión:
En este viaje de descubrimiento, cada mujer está llamada a vivir estos elementos, reflejando así el hermoso diseño que Dios tenía en mente al crearla como mujer. Que nuestras vidas adornen el evangelio y reflejen la plenitud del propósito que Él diseñó para nosotras. ¡Comencemos esta asombrosa transformación de nuestro Diseño Interior!
Fuente: Libro «Mujer Verdadera 201: Diseño Interior«, Editorial Portavoz
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