Aunque el éxito de la Reforma se debe a la obra soberana de Dios, Él usó hombres de brillantez e intensidad para llevar a cabo esta gran tarea. Cuatro figuras destacadas canalizaron el regreso a la Palabra en diferentes regiones de Europa:
1. Martín Lutero: El Volcán de Dios (1483-1546)
El catalizador de la Reforma en Alemania fue el fraile agustino Martín Lutero. Su lucha interior con un Dios justo que castiga a los pecadores se resolvió al meditar en Romanos 1:17: «El justo por la fe vivirá». Este descubrimiento de la justificación por la fe se convirtió en el corazón teológico de la Reforma.
Su acto de fijar las 95 Tesis en 1517 fue el agujero que abrió el tambor de la venta de indulgencias. Sin embargo, su mayor legado fue su audacia al quemar la bula papal y su inquebrantable postura en la Dieta de Worms: «Estoy sometido a mi conciencia y ligado a la palabra de Dios… no puedo ni quiero retractarme de nada». Su traducción del Nuevo Testamento al alemán de la calle fue fundamental en la alfabetización de su nación y en la propagación de la verdad bíblica.

2. Ulrico Zuinglio: El Valiente de Zúrich (1484-1531)
En Suiza, Ulrico Zuinglio llegó a conclusiones de reforma similares a las de Lutero no por copiarlo, sino por su propio estudio apasionado y diligente de las Escrituras. Desde su púlpito en Zúrich, Zuinglio insistió en que nada que no estuviese contemplado en la Biblia debía ser tolerado dentro o fuera de la iglesia. Su reforma fue fundamentalmente bíblica, llevando a la abolición de la misa, el retiro de imágenes y el establecimiento de un sistema educativo gratuito, todo basado en el principio de Sola Scriptura. Zuinglio demostró que la simple lectura de la Biblia lleva a la verdad.

3. Juan Calvino: El Intelectual de Ginebra (1509-1564)
El intelectual francés Juan Calvino se convirtió en una de las figuras más influyentes por su cuidadoso estudio de las Sagradas Escrituras y su énfasis en la gloria de Dios. Su obra maestra, «Institución de la religión cristiana», fue concebida como un manual elemental para aquellos «hambrientos y sedientos de Cristo» que buscaban un verdadero conocimiento de Él.
En Ginebra, Calvino trabajó para establecer una sociedad cristiana que reflejara fielmente los principios de la Escritura, desde la predicación diaria hasta el bienestar social a cargo de los diáconos. Su influencia teológica ha moldeado el presbiterianismo y el puritanismo, haciendo de Ginebra la «escuela de Cristo más perfecta» de su época.

4. John Knox: El Fundador de la Iglesia Presbiteriana (1514-1572)
John Knox fue el líder de la Reforma en Escocia y el fundador de la Iglesia Presbiteriana. Su encuentro con las ideas de Lutero y su conexión con el mártir George Wishart lo transformaron en uno de los predicadores más poderosos de su tiempo. En un contexto de tensión y corrupción eclesiástica, Knox utilizó su predicación para despertar la conciencia de su nación, llevando la doctrina reformada y el principio de Sola Scriptura al corazón de Escocia. Knox fue crucial en la formación de la Escocia moderna, siendo un testimonio del poder transformador de la Palabra predicada.

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